Quo vadis, Humanidad…? Adónde vamos…, de noche …?

No hay lamento en estas palabras, sino anhelo de otra cosa, de algo nuevo y presentido. Casi inminente, y a la vez incierto como un mañana por nacer.

¿Es noche, ahora…? ¿…es día…? No intentes verificarlo en función de la posición del Sol que define claramente ambas categorías en la vida cotidiana, sino desde la conciencia que subyace tras lo aparente o visible. Y, ahí, en ese territorio intangible, existe una cualidad del Tiempo donde el día y la noche son una UNIDAD. Una suerte de crepúsculo donde lo “viejo” que se tiene que ir  no se ha ido del todo; y lo “nuevo” que tiene que llegar, lo está haciendo y tampoco  ha llegado del todo…

Sí, amigo. No mires tu reloj ni la posición del Sol: estamos en pleno crepúsculo, donde conviven dos categorías de vida humana, o “Mundos”. Uno que se va y otro que está llegando..., despacio, lentamente… Pero de manera inexorable, al igual que sucede en los tránsitos entre el día y la noche de nuestro cotidiano vivir…, quién sabe si a modo de entrenamiento psíquico para la Humanidad, de preparación del ánimo ante “empresas mayores” por llegar como ésta que nos ocupa, ante la cual podemos ser  la bisagra de una puerta entre esos dos “Mundos”; facilitadores aplicados a la tarea,  agentes o actores llamados a intervenir y gestionar dicho tránsito con el ánimo que rezuman aquellos versos de Luis Rosales: “… De noche iremos, de noche; sin Luna iremos, sin Luna. Que para encontrar la fuente, solo la sed nos alumbra…”

Esta es la tarea, y a ella me entrego con absoluta determinación; como un deber y un privilegio. Y este Video/Artículo que tienes ante ti, pretende ser una Oda a ese Mundo que emerge en nuestra consciencia y llamamos Mundo Nuevo; porque también nueva, o renovada, o renacida…, es la Humanidad que lo ha de habitar.

Un mundo posible,  prefigurado ya en un ámbito  que denominamos “futuro”, el cual no es un lugar en el tiempo ni tampoco “uno” solo o único, sino  un conjunto incontable de ellos; una “función de onda” (según explica la Física Cuántica) abierta  a múltiples alternativas o soluciones, y no a una sola. Es decir, abierta a la generación de incontables realidades, o “mundos”… o experiencias de vida.

El tránsito de lo “posible” a lo “real”, fue expuesto por Erwin Schrödinger en el año 1935 mediante el experimento teórico conocido como “paradoja del gato”. En él, el científico premiado con el Nobel, plantea el siguiente supuesto que reproduzco de forma muy resumida: En una caja se introduce un gato vivo; en un extremo de la misma se coloca comida de gato y en el otro extremo veneno, de tal modo que el animal puede comer lo uno o lo otro. Luego se cierra la caja con el gato dentro y, transcurridas varias horas, Schrödinger plantea la siguiente pregunta: cuando  abra la caja, ¿cómo saldrá el gato, vivo o muerto?

No es un acertijo…, y sí un asunto muy serio. El propio científico responde a la pregunta y, en su respuesta reconocemos hoy la existencia de un hito en el largo camino de la Evolución que marca un antes y un después en la comprensión del mundo real, de su incierto origen y del papel que juega el ser humano en su creación.

Afirma Schrödinger que antes de abrir la caja, el gato existe en ella “vivo y muerto” a la vez; en una suerte de “tercer estado” o de probabilidad,  que recibe el nombre de “función de onda”, previo a la manifestación definitiva como “vivo” o “muerto”, o realidad. Y que ese tránsito de lo posible a lo real sucede como consecuencia de  la intervención de un “observador” que concrete cualquiera de ambas; de un agente inteligente que aúne el SABER y QUERER “UNA DETERMINADA”, y ninguna otra.

Tras lo expuesto, una noticia nos queda clara: que somos creadores de nuestra realidad. Que si decimos “vivo”, vivo será;  y de ese Mundo Nuevo posible que queremos. Porque nosotros somos el necesario “observador” o agente inteligente que decide lo que ha de ser.

Esta concepción  del término “futuro”, subyace al parecer en   el reciente   modelo digital denominado “Metaverso”, el cual vendría a ser el continente o receptáculo virtual de todos los “mundos posibles”, al alcance de cualquier usuario dispuesto a hacerlo real. Y también un aviso de los riesgos posibles y de cuánto nos queda por ver en adelante… y de la necesidad de reajustar nuestra mentalidad a los hechos y  al momento evolutivo presente.

Existen, pues,  incontables futuros en estado potencial (o latentes, como “mundos paralelos”) con idéntica capacidad para hacerse realidad, y no uno solo como suponemos. Mas, ninguno está garantizado de antemano en este Universo donde todo es posible. Todo, también la frustración o el “fracaso”: experiencia fatalista que camina  al abrigo de  indolentes, tibios, dormidos y ciegos para manifestarse; siempre activo como un “piloto automático”, advirtiendo con su presencia que “para quien no sabe adónde va, nunca soplan vientos favorables…” Aún si te pasas la vida rogando por ello. O por más que lo desees e implores. Pues hace falta algo más: que es cumplir la Ley o requisitos necesarios para crear algo nuevo.

Por ello, este: “adónde vas”, mío; dirigido a una humanidad de ciegos guiados por otros ciegos, frente a tanta  posibilidad abierta y tanto por hacer. Y uno se pregunta si acaso habrá alguien entre nosotros que conozca el camino; un “justo” que sepa adónde ir y cómo hacerlo… Uno solo, como el que, de existir,  hubiese evitado la destrucción de Sodoma.

Sé que todo cuanto sucede está concebido en el Plan o Diseño Evolutivo que se expresa y concreta en la Creación.  Por tanto, todo es adecuado cualquiera que sea su aspecto o función; incluidas  aquellas ideologías y acciones que propician o sostienen la confrontación, la injusticia o el sufrimiento. Pero no puedo ni quiero eludir mi íntima convicción acerca de que tales pulsiones humanas que asociamos al desorden o la barbarie solo representan la cara de una moneda que, al propio tiempo que se muestra a sí misma, advierte de la existencia de su opuesta y  contiene, además,  la capacidad y la función de suscitar en nosotros la apetencia de aquélla: del reverso de la moneda que representa el ORDEN implícito,  la  Ley o Principio que rige la “creación continua” o Evolución hasta  la  “realidad manifestada”; la cual (recordémoslo) es concebida en nuestra Tradición  como un Edén, como un espléndido jardín… Como un Paraíso todavía por descubrir, por sentir y vivir en esta adormecida e ignorante Humanidad. Y que llegado este tiempo, se anuncia como “lo que viene después conforme al guión”. Lo que ahora toca…

Por todo ello, creo sincera y honestamente que el momento presente, que muestra la convulsa realidad del mundo actual, podría ser la señal de ese despertar de la conciencia humana y del descubrimiento de la realidad en forma de Edén, a la que aludo anteriormente… De ese “mundo nuevo” de las profecías que comparte posibilidad con incontables otros, en espera de que alguien ponga su atención, su voluntad y su alma en él, para así hacerse manifiesto y real. Es decir, para ser habitado, vivido, sentido y gozado…

Creo, en verdad, que ese futuro ya existe como posibilidad, pero se construye en el presente y es fruto de nuestra voluntad y trabajo. El “partido”, en efecto,  “se juega aquí”, donde estamos y como somos; en el mundo presente,   por y en nosotros, sin que sobre nadie. Y digo bien: sin que sobre nadie; pues toda vida humana cualquiera que sea su sesgo cumple una necesaria función en el Plan.

Y, puesto que el escenario y los actores/creadores de la obra están aquí; si aquí se “juega el partido”…, entonces también aquí se da el RESULTADO; es decir, ese “mundo nuevo” querido y buscado… Por tanto, y con un íntimo sobrecogimiento al pronunciarlo, me atrevo a afirmar que el “mundo nuevo” no es otro lugar ni una experiencia de otra vida o pos mortem, sino otra manera de vivir en el que estamos.

En eso (y ningún otro formalismo ni dogma) consiste el cumplimiento de  la Ley que rige y gobierna la Evolución. El requisito imprescindible para alcanzar  ese “mundo nuevo” de las profecías  donde “no existe ni el dolor ni la muerte”; sencillamente porque tales experiencias humanas pertenecen al “mundo viejo” crepuscular (el anterior) que por Ley y agotado su tiempo,  comienza a desaparecer en favor de uno nuevo que presentimos rodeado de evocaciones paradisíacas; como un renacer  en la versión más elevada y noble de nosotros mismos.  

Un mundo posible, ciertamente, pues está concebido o diseñado en el guión de la Evolución. Y, además de posible, también REAL, si así lo decidimos; si hacemos de él un PROPÓSITO, que además de voluntad firme  implica permanencia mientras dura el presente crepúsculo o  tránsito del viejo mundo actual, al Mundo Nuevo que queremos. Un viaje, en verdad, de evocaciones épicas a semejanza del protagonizado por Ulises en su regreso a Ítaca. Un cambio de Paradigma Mundial o de modelo de civilización, de Era (o como queramos llamarlo) que incluye y afecta a áreas como el clima, las fuentes de energía y el  medio ambiente,  la economía, la geopolítica, la demografía, las nuevas tecnologías  y la sociedad en general; lo cual  implica un cambio radical que afecta a todo cuanto constituye las bases del presente Paradigma en toda su dimensión, tanto laica como religiosa. Es decir, un cambio  de valores, de ética, de conciencia, de actitud,  de manera de relacionarse, de ser y de estar en el Mundo y con uno mismo… Como respuesta ante una crisis global que amenaza, no ya la calidad de vida, sino incluso  la supervivencia. Un verdadero reto para esta humanidad presente, cuyo primer paso consiste en elegir qué modelo o tipo de Mundo queremos hacer real ante tanta oferta posible…, sobre qué bases edificarlo.

Esto es así, y así será,  porque así parece estar escrito en el guión de la Vida. Por tanto, alguien lo hará…

Pues bien, amiga/o que me escuchas: alguien lo hará. Y con esta convicción y este ánimo, me complace anunciarte la apertura de una nueva sección  en mi  presente página web, creada como vehículo específico al servicio del mencionado propósito, de su configuración y desarrollo hasta donde seamos capaces de llegar.

Quiero que sepas que la idea nace de mí, pero  no estoy solo en su ejecución. La “Idea”, que quiere convertirse en “realidad”, nos ha movido a unos pocos amigos afines hasta juntarnos en un punto; y, en ese ámbito de concordia, cada uno aporta   lo que tiene para que el conjunto, como un sistema vivo, resulte mucho mayor que la suma de las partes.

Ese conjunto o sistema vivo, es la nueva sección que acabo de anunciarte, y tiene la forma de Revista Digital Audiovisual. La hemos bautizado con el nombre que ella deseaba y se identifica, al que le hemos añadido un apellido: el nombre es OIKOSFERA, y el apellido: Transición Ecológica de la Humanidad a un Mundo Nuevo, que engloba todos los cambios enumerados.

Conócela. Entra en su corazón…, como si entraras en tu casa.

Gracias por estar ahí, gracias…

Félix Gracia

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